LOS CALZONES DE SAN FRANCISCO
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Sorprendente y ocurrente el amigo Félix.
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A media noche, horrendos gritos daba
una casada, y confesión pedía
diciendo que a pedazos se moría
de un cólico que atroz la atormentaba.
una casada, y confesión pedía
diciendo que a pedazos se moría
de un cólico que atroz la atormentaba.
Llamóse a un reverendo franciscano
que era su confesor... y de antemano
estaba prevenido
para ver de pegársela al marido
y gozar con la dama sus placeres;
que esto discurren frailes y mujeres.
que era su confesor... y de antemano
estaba prevenido
para ver de pegársela al marido
y gozar con la dama sus placeres;
que esto discurren frailes y mujeres.
Luego que con la ninfa se halló a solas,
se quitó el reverendo los calzones,
y, con el taco libre de prisiones,
la hizo, sin más ni más, tres carambolas,
y así que la purgó de sus pecados,
volvióse a su convento
dejando los calzones olvidados;
pero el olvido recordó al momento,
se quitó el reverendo los calzones,
y, con el taco libre de prisiones,
la hizo, sin más ni más, tres carambolas,
y así que la purgó de sus pecados,
volvióse a su convento
dejando los calzones olvidados;
pero el olvido recordó al momento,
y el lance claramente
contó al portero y le dejó advertido
de una industria prudente
para evitar las iras del marido.
contó al portero y le dejó advertido
de una industria prudente
para evitar las iras del marido.
Entró luego en el cuarto de su esposa
el buen cornudo, y la primera cosa
que halló en el suelo fueron los calzones
adornados de sucios lamparones.
el buen cornudo, y la primera cosa
que halló en el suelo fueron los calzones
adornados de sucios lamparones.
Cogiólos, conoció la picardía,
y rabioso se fue a la portería,
con intención formada
de dar al reverendo una estocada.
y rabioso se fue a la portería,
con intención formada
de dar al reverendo una estocada.
Llega, pues, y el portero y el paciente
formalizan el diálogo siguiente:
formalizan el diálogo siguiente:
-Diga, hermano, qué cosa solicita.
-Que hablar se me permita
a fray Pedro, el guardián. –Ahora no puede.
a fray Pedro, el guardián. –Ahora no puede.
-¿Por qué -¿Pues no sabéis lo que sucede
a la comunidad? –Todo lo ignoro.
a la comunidad? –Todo lo ignoro.
-¡Hermano, que ha perdido su tesoro!
-¿Cuál era? –Una reliquia peregrina,
por la que hay en el coro disciplina.
por la que hay en el coro disciplina.
-¿Cómo ha sido? –Esta noche la han llevado
para una enferma, y la han extraviado
no sé de qué manera.
para una enferma, y la han extraviado
no sé de qué manera.
-¿Y qué reliquia era
la que causa tan grandes aflicciones?
la que causa tan grandes aflicciones?
-¡Si eran de San Francisco los calzones!
-¡Esa patraña cuéntela a su abuela
el fraile motilón, que acá no cuela!
Yo traigo aquí guardados
unos calzones puercos, muy usados,
de un fraile picarón que, con vileza,
a mi honor ha jugado cierta pieza.
el fraile motilón, que acá no cuela!
Yo traigo aquí guardados
unos calzones puercos, muy usados,
de un fraile picarón que, con vileza,
a mi honor ha jugado cierta pieza.
-¡Esos son! –el portero gritó ufano,
y se los quitó al punto de la mano,
diciéndole muy grave:
y se los quitó al punto de la mano,
diciéndole muy grave:
-¿Cómo en su mente cabe
tan injuriosa idea?
¿Pues acaso no sabe
que murió San Francisco de diarrea?
tan injuriosa idea?
¿Pues acaso no sabe
que murió San Francisco de diarrea?
LOS CALZONES DE SAN FRANCISCO
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18:16:00
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